Considero las mujeres con las que trabajo como ejemplos increíbles de lo que es la feminidad hoy en día. Todas tienen carácter y van inventándose vidas y personajes. Son mujeres muy independientes, cuyas historias y aspiraciones no son muy fáciles de entender en su totalidad. Se trata de una especie de dandismo femenino, que me atrae y que quiero revelar.
Lo que me interesa es esa conquista de la feminidad, que reinventan constantemente las chicas urbanas. Nunca sé qué papel van a desempeñar cuando las veo. Cultivan la paradoja, son volubles, porque siempre cambian de opinión. Y no se trata aquí de provocar, sino de algo mucho más íntimo, y eso es lo que me cautiva en ellas. De verdad son personajes múltiples, llevan en ellas una especie de esquizofrenia encantadora, que debemos a la situación actual de la mujer. Un contínuo balanceo de mujer a niña, de inocencia a perversión, cuando una finge no saber.
En el medio de tanto lío intento capturar los instantes más discordantes de esta realidad. Del pijama del domingo al disfraz más improbable, pasando por el bolso de mano, la vajilla y las medias rotas.
Respecto al tríptico, tengo que admitir que esa visión trifocal, son ellas quienes me la imponen. Radica en su propia forma de ser, es esta tendencia carnavalesca y lunática que justifica esta aparición fragmentada. No se sabe, y hasta ellas lo ignoran, si son mujeres, niñas juguetonas o ninfsa conspiradoras : imponen que las veamos bajos varios ángulos y ópticas.
Es similar a lo que ocurre durante el intercambio fotográfico. Nos conocemos por casualidad, y nunca puedo decir si el encuentro va a funcionar. Las dejo totalmente libres en sus movimientos y acciones. Quiero que interraccionen ellas con el lugar y los objetos que las rodean. De mi parte, la única intención radica en la charla, llegando a conocernos en el instante.
Cuando algo está sucediendo, es como si me estuvieran abriendo la puerta, y quisieran presentarme a su pequeñito mundo interior, con sus fantasías y distracciones. Yo sólo sigo sus peregrinaciones hogareñas o emotivas. Pero en realidad no existe verdadera espontaneidad, se establece un teatro, un juego de rol, sin actor ni public predefinido, sin escenario ni guión. Al final no se sabe muy bien lo que es pero se nos surgen ideas que hacen que sabemos por qué lo estamos haciendo.
Considero la fotografía como un instrumento de conocimiento. Un misterioso medio técnico, como una especie de rayo X que nos permite mirar más allá del mundo de las acciones y de la necessidad. Cada vez, realizo que es eso lo que revela el instante fotográfico, pero no sólo : también pone de realce una realidad inédita, desconocida hasta entonces porque no había nadie para mirarla. Los dos protagonistas del proceso fotográfico comparten ese mismo afán por ver y saber, y la imagen inventa una situación revelándola.
Pero sólo el encuentro hace que sea posible esa química. Y es de este encuentro de lo que se trata. Aprender a conocer al otro para, a continuación, hacer que pueda expresar todo lo que puede decir. Esto es el reto : hacer que el posible se haga realidad.
Lo que me gusta sobre todo es prestar atención a esas mujeres, que de su mundo de objetos e invenciones te producen situaciones nuevas con un estilo genuino y original, un universo paralelo entrañable y segreto, que pocos podemos penetrar.
Traducido por Adelina Colucci